THE KONKI DUET
Yo creo que la meta de todo, al final, es luchar contra el aburrimiento…algo así como salir todos juntos a tomarnos una copa de té y acabar haciendo música porque sí…
Para resumir, en un vergonzoso explicar en tres palabras: un imperfecto equilibrio entre la miel dulce de Kumi, alimentada con j-pop y lo mejor del pop sesentero anglo-sajón y francés, y los toques de melancolía y de distrofia de Zoe, edificada en disparos de ruido muy al gusto de Sonic Youth y Blonde Redhead. Pero no solo esto. También: la violencia de las historias de amor nunca vividas, del chocolate que se funde demasiado deprisa, el dadaísmo de un extravagante y agresivo tono alto colgando de un tejido de algodón de melodías silbadas: punteos de piano de Bach y Scriabin, las extrañas texturas sonoras de una mente electrónica entumecida, las entrelazadas irracionalidades de Robert Wyatt, las sobriedades vocales de los Beach Boys y de algunos recitales medievales.
Así pues, ¿por dónde empezamos?
Quizás por la madre de Zoe, embarazada de ocho meses, yendo a un concierto de Frank Zappa. Estamos a finales de los 70. La minúscula Zoe, siente, a través de la placenta, sonidos tan intensos que decide dedicar su vida al rock´n´roll. Unos cuantos años después, una jovencísima Kumi ve la película “L´Effrontée” de Claude Miller´s y se enamora para siempre de Francia. En la maleta que hace cuando deja Japón pone su trompeta, su guitarra azul y su Lio 7´´es. Kumi practica el pop con “Crazy Curl”, Zoe vaga por las carreteras con el polvo post-hardcore de su banda “My Own”.
En algún sitio entre San Petersburgo y París, Tamara tira al fuego sus tirantes y los 80. Colaborando con Ultra Milkmaids, Celluloid Mata o Drahomira Song decide llevar su violín al nueve milenio.
Todo está preparado, y The Konki Duet va a abrir el telón.
¿Por qué un “dueto” cuando somos tres?
Porque al principio, “el Dueto Konky” era un dueto formado por Kumi y Zoe. El encuentro entre nuestros dos diferentes universos, que se atrajeron como dos imanes. El deseo de tocar juntas, más fuerte que nada, saca adelante las primeras composiciones, como “in the trees”, una melodía de signos y murmullos acompañada de unos teclados mínimos, la historia de dos chicas que se esconden entre las ramas para contarse secretos.
¿Por qué el nombre de “Konki”?
No porque Kumi sea japonesa, no del todo. Más bien por la unión de dos caracteres chinos, leídos como “Konki”, que significa “perseverancia” en japonés. También tiene que ver con un tatuaje, por decirlo todo.
¿Y ahora?
Bueno, estamos por ahí escribiendo nuevos temas, tomando té, muchas veces las dos cosas al mismo tiempo. Comparamos las virtudes de un Do y un Fa Mayor, sacamos nuevas tonalidades, intercambiamos discos, vamos a conciertos, hablamos sobre comida japonesa.
¿Quién hace qué?
Zoe tiene tendencia a componer con acordes menores, mientras que Kumi tiene la tendencia contraria de usar los mayores. Entonces viene Tamara con sus fraseos y corchetes de violín, que son al mismo tiempo suaves y ansiosos, y siempre tiene cuidado de no arruinar la química original. Risas, negociaciones, enfados, montones de cuestiones, de indecisiones, finalmente decisiones que se toman como el golpe de la espada de un samurai.
The Konki Duet es parecido a un juego, de cual estamos constantemente definiendo y redefiniendo la reglas. Nos motivamos con desafíos, adoramos las ideas locas que evitan que nos durmamos en lo obvio, y nunca desaprovechamos la oportunidad de gastarnos bromas unas a otras. No nos asustan nuestras inclinaciones musicales, nuestros gustos estéticos, que son muy marcados. Lo pasamos bien con nuestras inclinaciones musicales, jugamos con ellas, exagerándolas de vez en cuando.
Así que… ¿puedes finalmente hacerte una idea de nosotras?
Il Fait Tout Gris es el debut de Konki Duet, doce canciones, can