SUBVERSION X
Los que os fijáis en las paredes urbanas habéis debido de toparos con una pintada que se repite de modo recurrente. Nosotros la hemos visto en Bilbao, en Portugalete, en Las Arenas… Es la de Subversión X, trío calavera y punkarra de la Margen Izquierda que, actualmente, incluso coloca pegatinas con su foto incriminándoles. «Siempre ha habido algo. Si no parches o camisetas, carteles y pintadas en las calles. La cuestión es plagarlas. Esto es más que un grupo, es un sentimiento. A veces aparecen otros escritos que nos ponen a parir junto a nuestras pintadas. Nos partimos de risa al saber que hay gente a la que molestamos de verdad. Esto es el síntoma de que estamos consiguiendo algo», contesta el guitarrista y vocalista, Jabi -«no olvides escribirlo con b»-, de madrugada mientras se fuma un peta y aún calza sus botas, «por pereza». Subversión X son tres colegas destroyers que promedian 25 años y que recuerdan así su génesis: «Somos de Santurtzi, el lugar donde reina la locura. Se puede decir que empezamos con nuestro primer concierto, el 8 de mayo de 1992. Éramos unos niñatos, pero con muchos huevos. Debíamos hacer algo: nuestra propia revolución. Subversión X es el reflejo de algo tan crudo como real. Es otra manera de vivir, muy intensa. Si nos cortásemos las venas, sangraríamos rock and roll».
Se puede asegurar que este ha sido su único combo -«Siempre hemos sido fieles a Subversión X. No hemos tocado en ningún otro grupo, aunque, hace muchos años, Chanchi estuvo en los comienzos de Últimos Piratas»- y escogieron su bautismo tras varios intentos: «Tuvimos otros nombres, como Kadena Perpetua o Kaspa de Rata, pero siempre había algún maldito grupo que nos lo quitaba. Este se nos ocurrió tres días antes del primer concierto y era perfecto: significaba todo lo que queríamos, la mayor revolución existente, la de la subversión. Añadimos la X para no coincidir con nadie. Aparte, subversión es un término internacional que se entiende en el extranjero».
Subversión X es una patrulla de punk atrabiliario, antisistema y musicalmente reaccionario. «Nos gusta todo lo que sea rock. Otra influencia es el entorno. En realidad, nadie sabe lo que le influye». En la entrevista que les hicimos con motivo de su estreno, se declaraban herederos de Eskorbuto, grandes amigos suyos, pero ahora Jabi lo corrige. «Jamás hemos dicho que somos los herederos de nadie. Mucha gente nos relaciona por ser de Santurtzi y haber mantenido una relación directa con ellos. Lo que sí hemos heredado de esta sucia Margen Izquierda ha sido la basura, su arrogancia, nuestra rabia y su enseñanza. De Santurtzi sólo han salido tres auténticos grupos de punk, y uno somos nosotros».
Su debut discográfico fue Esperando el final (Suicidas, 95). «El título lo dice todo. Vendió unas once mil copias, que sepamos. Ahora lo está reeditando Discos Suicidas. En México ha salido en plan pirata y desconocemos las ventas que ha podido tener. Nuestro repertorio de directo es mitad del primer disco y mitad del segundo. En el anterior hay temas muy buenos, imprescindibles en nuestros conciertos, como ‘Bonitas palabras’, ‘Tu calor’ o ‘Vuestras caras de cobardes’».
Los santurtziarras estaban a punto de dar el campanazo con ese álbum, pero todo se torció. «El disco salió en el 95. Dábamos conciertos a tope y todo marchaba bien. Pero, a finales del 97, dejamos de ensayar tan a menudo. Siempre hemos estado en la calle, y ésta nos empezó entonces a jugar malas pasadas. ‘Criamos malvas que nos comen las entrañas / alimentamos cuervos que a los ojos se nos tiran / y aún así seguimos viviendo / poco a poco nos vamos pudriendo’ -recita Jabi-. Ensayábamos en la Kultur Etxea de Santurtzi, entraron en nuestro local y nos robaron los amplificadores y la batería. Chanchi (el batería) ingresó en el hospital por depresiones y a mí me tuvieron que amputar las puntas de los dedos índice y pulgar de la mano derecha. Y, para colmo, tuve un accidente de moto en el
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