HAPPY LOSERS
Corría el año 1993 cuando los Happy Losers se dieron cuenta de que existían. Por razones oscuras y desconocidas, un buen día estos cuatro aseados y barbilampiños personajes aparecieron en los sótanos de una tienda de instrumentos de música del sur de Madrid (de clara orientación heavy), en un entorno de 3×3 metros a modo de local de ensayo y rodeados de celdas del mismo tipo inundadas de jóvenes de pelo largo, ataviados en negro y metal y con la garganta cruelmente desgastada de tanto gritar a las fuerzas del mal. En este entorno tan enigmático brotaron las primeras canciones de la banda que de forma increíble tenían una evidente y marcada estructura de canción POP y que, afortunadamente para todos, no salieron de allí.
Antes de mudarse con los trastos de hacer ruido a un entorno mucho más familiar donde hoy se encuentra el centro de operaciones de la banda, el grupo pasó un verano en los locales de ensayo que posteriormente se convirtieron en un trozo de los estudios ROCK SOUL. Allí, en una tarde de elevadas dosis de valentía y auto estima, se registró de forma precaria con un aparato marca COMPUTONE y evidentemente en una sola y desamparada pista, la grabación que les llevó (por razones que desconoce el redactor) a dar su primer concierto en la mítica sala SIROCO. La curiosa experiencia, por momentos cercana al happening, se repitió varias veces en muy poco tiempo, consiguiendo de esta humilde manera los dineros necesarios para meterse en un estudio y grabar algo decente en un soporte serio.
El estudio fue GREEN DRUM. Allí no sólo grabaron sus 4 primeras canciones en el estudio sino que entraron en contacto con Los Imposibles y Los Stupid Baboons que inauguraron enseguida la larga y duradera lista de amigos de los Happy Losers y con los que empezaron a degustar el fascinante mundo de la cultura POP…
La maqueta abrió las puertas de lo desconocido. Emisoras de radio piratas, revistas, fanzines, salas de conciertos, … todos empezaron a hablar de esos cuatro extraños recién llegados a ese mundo underground de los que no sé sabía muy bien ni que tipo de música hacían ni de qué marginal mundo habían salido, pero que tenían algo misterioso y especial. Fanzines del momento como THE RESERVE o HAPPY eligieron alguna canción de la maqueta para que apareciesen en los venerados recopilatorios que acompañaban a la revista. Se publicaron críticas favorables en SPIRAL o SUBTERFUGE y el grupo interpretó su característico concierto-performance por todas las salas de Madrid (incluida la extinta MARAVILLAS) llegando incluso a dar su primer concierto fuera de la capital, en Barcelona.
Y entonces apareció ROCK INDIANA. A pesar de unos conciertos que por momentos rozaban lo caótico y esa imagen nada rock de la que el grupo hacía gala (hay que poner de manifiesto en este punto que por aquel entonces el 50% del grupo necesitaba lentes correctoras, porcentaje que lamentablemente se ha incrementado hasta el 75% en la actualidad), los responsables del sello madrileño fueron capaces de sentarse a escuchar las canciones, disfrutarlas y ver mas allá. Como prueba de fuego, los Happy Losers fueron invitados a participar en un recopilatorio que el sello tenía entre manos con bandas españolas homenajeando a la Nueva Ola y que finalmente tomaría el nombre de Any time, any wave. Haciendo gala de ese insensato arrojo del que desde entonces han hecho gala los felices perdedores, eligieron sin dudarlo un instante revisar el clásico Man in the Corner Shop de THE JAM.
La osadía mereció la pena. No sólo apareció la versión en el citado recopilatorio, sino que meses después los Happy Losers debutaban en formato vinilo con su EP homónimo bajo la escudería ROCK INDIANA acompañando al número 5 de su reputado Fanzine y que sirvió de llave definitiva para que por primera vez se hablase de ellos en la necesaria referencia de RADIO 3.
Como paso previo a empresas mayores el grupo grabó b