JAIME URRUTIA
No se deja Jaime Urrutia llevar por No se deja Jaime Urrutia llevar por la corriente. Nunca lo ha hecho. Lo suyo es inventar nuevas formas musicales y para ello se necesita tiempo y reposo. ¿Que han pasado más de tres años desde la salida de su primer disco en solitario? Sí, ¿y qué? A un inventor de su altura no se le puede pedir que baile al compás de las prisas en las que nos movemos los mortales.
Sólo con pausa y reflexión se llega a un disco como El Muchacho Eléctrico. Sólo Jaime Urrutia es capaz de hacer que parezca sencillo lo complejo. Sólo él puede recordarnos que son necesarias las “Clases de rocknroll” para, un segundo después, y sin dejar de mirar desde el rock, lanzarse sin red a la esencia de la música popular (que de ahí viene el pop, nunca lo olvidemos), para buscar la canción perfecta.
Y El Muchacho Eléctrico es justamente eso: una emocionante colección de canciones perfectas. Canciones que enhebran historias de verdad y se mueven con soltura saltando géneros, estilos y ritmos para, desde ellos, sonar totalmente inéditas. Para recordarnos que hay mundos posibles en los que la más rigurosa y concienzuda calidad se hermana con la comercialidad más rotunda. Muchos buscan, pero sólo superdotados como Urrutia lo encuentran.
¿Cuántos discos de los que escuchamos incluyen once singles incuestionables? ¿Cuántos discos actuales no tiene material de relleno? Muy pocos. Pero así es El Muchacho Eléctrico, un álbum inagotable desde que suena la primera nota hasta que se diluye la última. Los suyo son canciones que nos enseñan una lección que nunca tendríamos que olvidar: el pop no tiene edad (y puede llegar a todo tipo de audiencias). Los discos pop son obras de arte popular que han de satisfacer los paladares más variados sin que los ingredientes empleados en su elaboración caigan en lo ramplón y lo fácil. La fórmula no está al alcance de cualquiera. Pero es que Jaime Urrutia no es cualquiera.
Jaime Urrutia, para quien no lo sepa, tiene reservado por derecho un capítulo de honor en la Gran Historia del Rock y el Pop Español. 25 años dedicándose a esto y escribiendo canciones que son parte fundamental de la banda sonora de nuestro país. Canciones que superan barreras generacionales, pasan los filtros más rigurosos de controles reguladores de calidad y pellizcan almas, fibras y corazones de todo aquel que las escucha. Durante años, al frente de Gabinete Caligari, firmó y cantó temas como “Cuatro Rosas”, “Camino Soria”, “El calor del amor en un bar”, “La culpa fue del cha-chá-chá”, “Que Dios reparta suerte”… Y en solitario, con su primer disco, Patente de Corso, nos deleitó con “Qué barbaridad!”, “Castillos en el aire” y “¿Dónde estás?”. Ahora, El Muchacho Eléctrico se antoja como un eslabón más en esa cadena creativa que le sitúa en un puesto único como compositor e intérprete de delicadas canciones que saben cómo conectar con todo tipo de oyentes y sensibilidades.
Dentro de un tiempo recordaremos que El muchacho Eléctrico contenía Canciones (así, con mayúscula) como “Clases de rocknroll”, “Cariño”, “Nada por aquí” (acompañado al micrófono por Bunbury), “Pasimisí, pasimisá”, “(Saca tu culo) de aquí”, “Pitusa” o “Maribel” y que éstas son clásicas del pop español. Pero, por ahora, son canciones que deben ser disfrutadas en este momento: estamos asistiendo al nacimiento de un disco clásico y tendríamos que sentirnos felices por estar viviéndolo de primera mano.
Que nadie deje de mover los pies (y la cabeza). Que se refresquen las ideas y que soplen nuevos vientos en el pop español, que Jaime Urrutia ha vuelto para alegrarnos la vida.